Denuncia la falta de actuaciones adecuadas por parte del gobierno municipal, así como la provisionalidad del contrato con la empresa que viene encargándose de las labores de desinsectación y desratización, que lleva años prorrogándose sin ser actualizado.
Consideran que es necesaria una programación de desratización por toda la ciudad interviniendo en colegios, parques, jardines o alcantarillado. Además de que se efectúen campañas integrales de desratización durante todo el año. La puesta en marcha de planes de choque específicos para los momentos en los que la situación sea alarmante no quita que se efectúen campañas integrales de desratización durante todo el año, sostienen desde la formación de izquierdas.
Su portavoz municipal ha informado de que en las últimas semanas se está incrementando en diferentes barrios y zonas de la ciudad las quejas y las denuncias por la desagradable y peligrosa presencia de estos roedores urbanos. Entre otros lugares. Calle Ancha, La Fabriquilla, Varadero, Santa Adela, San Antonio, caso histórico…Si los ciudadanos pueden verlas es porque hay una cantidad fuera de lo normal
Han destacado que la presencia de ratas en interiores de viviendas, locales, etc, como está sucediendo, es considerada inaceptable en términos de salud pública, prevención de daños y calidad de vida. En este tipo de entornos debe aplicarse siempre el principio de tolerancia o umbral de plaga cero.
Igual criterio se aplica a otros escenarios exteriores, tales como vía pública, zonas ajardinadas, solares, etc. donde la presencia de ratas debe ser objeto de vigilancia permanente.
En el interior del sistema de alcantarillado público, la situación es ligeramente diferente. En este ambiente subterráneo, resulta técnicamente imposible asumir ese criterio tan estricto y, en la práctica, la lucha frente a las ratas se basa en una limpieza y mantenimiento diligente y en el uso continuado de medios de control basados en el uso de cebos rodenticidas. En este escenario, el umbral de plaga no es cero, se acepta la presencia de un cierto nivel de infestación controlada.
Jose G. Llorente, ha criticado que nada de esto lo está llevando a cabo el gobierno municipal, que ni siquiera ha actualizado el contrato vigente con la empresa que hasta ahora se venía encargando de estas labores desinsectación y desratización.
El gobierno municipal en respuesta a nuestras preguntas y requerimientos, nos traslada por escrito justificaciones y argumentos sacados de internet: hace mucho calor, hay más ratas en todas las ciudades, los ciudadanos somos muy descuidados en el depósito de los residuos urbanos, o las numerosas obras que están realizando por la ciudad,… Hacen lo que pueden, nos dicen, pero no hacen lo suficiente.
Las consecuencias de la inacción del gobierno local son la mala imagen de la ciudad para visitantes y turistas, el peligro para la salubridad pública y la alarma social. La presencia de ratas atenta contra la imagen de la ciudad, la salud pública y el bienestar ciudadano.
Con ratas, Motril no enamora, señora alcaldesa, por muy apasionada que se sea.
Exigimos que se ocupen de las necesidades reales de los vecinos y de las vecinas, que no los consideren ajenos, aunque sus prioridades sean otras, ya que no trabajan por el interés general. Las derechas motrileñas, con Luisa al frente, van a lo suyo, a mantenerse otros veinte años en sus cargos y a defender los intereses de los ricos y de los poderosos. De los señoricos de Motril.
Cómo le van a preocupar unos malditos roedores que se metan en las casas de los vecinos de los barrios populares, de los trabajadores y trabajadoras y corretean por las calles de sus barrios. Sus preocupaciones son otras.
Tienen otras prioridades, como desmantelar los servicios públicos para hacer de ellos un negocio en manos de empresas privadas, en manos de la gente de orden, de su gente, empezando por la privatización del servicio municipal de limpieza, pasando por encima de los derechos de los trabajadores y de los intereses de la ciudad.
Luisa García Chamorro, la alcaldesa, lleva al frente de la alcaldía más de tres años de propina, que son los que han pasado desde que la Fiscalía la denunció por, presuntamente, haber metido la mano en la caja. Pero para esta gente la justicia tiene sus ritmos y ahí sigue, tres años después, sin rendir cuentas por el dinero de los vecinos que, según sostiene la Fiscalía, utilizó para pagar gastos particulares suyos.