Más de dos años después de su llegada al gobierno de la ciudad, y tras el ostracismo al que le condenó el Partido Popular, Flor Almón ha celebrado una reunión del Consejo con el único objetivo de hacerse una foto propagandística y encubrir su falta de voluntad política para alcanzar un acuerdo que permita elaborar un presupuesto participativo que dé forma a un proyecto de progreso para la ciudad.
Desde Izquierda Unida se viene reclamando con insistencia una apertura de las instituciones y de la gestión de los asuntos municipales a la participación ciudadana en todos los ámbitos. En este sentido, reclamó al equipo de gobierno la convocatoria del Consejo con objeto de adecuar su composición a la actual realidad socioeconómica y abrirlo a la participación de un mayor número de entidades representativas, fundamentalmente a aquellas de carácter social, como es el caso de los colectivos antidesahucios, de apoyo a los inmigrantes y de atención a personas en situación de vulnerabilidad social.
Sin embargo, el presidente del Consejo, el Teniente de Alcalde Sánchez Cantalejo, liquidó la reunión del Consejo en diez minutos, felicitándose por su convocatoria y destacando la “gran noticia” que esto supone para Motril.
Un paripé, en palabras de la representante de Izquierda Unida en el Consejo, Daniela Paqué, para la que la convocatoria del CESMO no ha tenido otro objetivo que hacerse una foto con colectivos afines y confundir interesadamente a la ciudadanía. La representante de IU ha denunciado que se incorporan nuevos colectivos al Consejo, como el de cazadores o el de amigos del flamenco, mientras que se excluyen a las asociaciones de mujeres, a Stop Desahucios, Motril Acoge, Asociaciones vecinales o Cáritas, por ejemplo.
Izquierda Unida propuso que, en su primera reunión, el Consejo abordara la modificación de sus estatutos (redactados en 2002) para hacer posible la incorporación de estos colectivos a ese órgano de participación, algo que el equipo de gobierno no parece compartir.
Para Izquierda Unida, el Consejo se configura a medida del equipo de gobierno, como un órgano de participación meramente decorativo y vacío de contenido de modo que no puede contar ni con su acuerdo ni con su aceptación.