El pasado viernes, tras la finalización del Pleno municipal, el segundo Teniente de alcalde, Sánchez Cantalejo, era un hombre feliz: en su segundo intento se aprobaba la modificación de las Ordenanzas fiscales gracias al apoyo del Partido Popular. Es más, el portavoz popular, García Fuentes, se jactaba de que la propuesta que salía adelante era la de su partido y no la de los socialistas. Y Cantalejo lo reconocía sin sonrojo.
Ese episodio inquietante no es más que un botón de muestra de la incapacidad política del equipo de gobierno y, sobre todo, de su falta de proyecto. A la vuelta de la esquina será necesario aprobar los presupuestos para 2016 y visto lo anterior el proceso puede resultar delirante.
Superados con creces sus cien primeros días de gestión, el balance es desolador: el equipo de gobierno no ha presentado una sola iniciativa política con recorrido más allá de las ordenanzas fiscales que, a la postre, son las del PP.
El gobierno de Flor Almón se ha dejado llevar por la inercia impuesta durante la larga etapa del Partido Popular al frente del Ayuntamiento y se ha dedicado, sobre todo, a asuntos urbanísticos aprobando modificaciones puntuales del PGOU, siempre con el beneplácito de los populares.
Afortunadamente, en este desconcierto IU ha conseguido colar algunas propuestas sociales como la realización de una auditoría de la etapa de gobierno popular, la creación de una mesa antidesahucios, la elaboración de una estrategia local por el empleo, la moción por un Puerto limpio o para la aplicación de políticas reales de ayuda a los refugiados.
Tampoco puede destacarse objetivamente la capacidad de gestión del equipo de gobierno. Al contrario, la suciedad de Motril, las consecuencias del temporal en nuestras playas o, más recientemente, las sempiternas inundaciones en distintas zonas de la ciudad han dejado al descubierto, además de inexperiencia, una falta de solvencia técnica abrumadora.
Si quedara alguna duda al respecto, basta con constatar la falta de actuación en las empresas municipales Limdeco y Telemotril para sanearlas, buscar la eficiencia de su gestión y procurar que no sean una rémora para las arcas municipales y, en consecuencia, para el bolsillo de los ciudadanos.
Han sido suficientes cuatro meses para que el gobierno de Flor Almón dé muestras de desgaste y agotamiento. Un gobierno a la deriva que utiliza a sus voceros para justificar su errático rumbo recurriendo a los viejos y poco originales tópicos de “la pinza” o a cualquier otra ocurrencia simplista para desviar la atención de una gestión lamentable.
El panorama descrito, en nuestra opinión, anuncia malos tiempos para nuestra ciudad. El PSOE ha dejado en el cajón los compromisos sociales y ambientales adquiridos con Izquierda Unida para llevar a cabo políticas de progreso y ha evidenciado, pleno tras pleno, una preocupante coincidencia de intereses con la derecha motrileña.
Además, por si fuera poco, han traicionado la memoria de los viejos militantes socialistas y ugetistas que dejaron sus vidas en la resistencia al franquismo, consintiendo las ofensas de Fulgencio Spa a las víctimas y sus familiares y apoyando a la derecha para que no se le retirara la medalla de la ciudad.
Quién da más.
