La mejor celebración posible del día de la Constitución en Motril debería ser la retirada de la medalla de oro de la ciudad al dictador Francisco Franco y la desaparición del callejero y de los edificios públicos de cualquier referencia a militares golpistas y a personalidades de la dictadura franquista.
Es muy difícil de entender que 43 años después de aprobada en referéndum la Constitución, Motril siga rindiendo honores al responsable del golpe militar y del régimen de terror y represión que dirigió durante 40 años. Un reconocimiento antidemocrático contrario a los principios constitucionales de un Estado de derecho –ha declarado su portavoz, Inma Omiste–.
Ha recordado que en el mes de julio de 2020 el gobierno del PP y Ciudadanos, con el apoyo del concejal de la ultraderecha, rechazaba la propuesta presentada por su Grupo municipal para retirar la medalla de oro de la ciudad al dictador Francisco Franco. Una distinción que la Corporación motrileña franquista le otorgaba mostrándole “la adhesión inquebrantable del ayuntamiento y del vecindario a su egregia figura”.
Según la portavoz municipal, la pretendida solemnidad de los actos conmemorativos que presidirá la alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro, queda necesariamente “enturbiada” por esta circunstancia, además de poner en duda su “sinceridad democrática”.
Inma Omiste ha manifestado que “celebraremos” con todas sus consecuencias la Constitución cuando podamos pasear por Motril “sin tener que caminar por calles como la del Crucero Baleares” –que bombardeó esta ciudad y a sus vecinos mientras huían desamparados por la carretera de Almería–, o como la del capitán Haya, por el CEIP Antonio Garvayo Dinelli o el IES Julio Rodríguez y tantas otras.
Desde IU-Equo se entiende que el 6 de diciembre es un día para recordar a quienes lo dieron todo para traer la democracia a nuestro país, luchando contra la dictadura, por lo que sufrieron cárcel, torturas, humillación, exilio o la muerte.
Conmemorar la Constitución con motivo de su aprobación en referéndum el día 6 de diciembre debe suponer un “acto de reconocimiento” a todas esas personas, especialmente a los vecinos y vecinas de Motril que fueron perseguidos y perseguidas por su compromiso con la convivencia pacífica y la democracia.