Se han cumplido algo más de tres meses desde que Flor Almón fuera investida Alcaldesa de Motril y con el apoyo del Partido Andalucista comenzara a regir los asuntos municipales de la ciudad. Se cumple, por lo tanto, un plazo razonable para repasar y hacer un primer balance de las actuaciones que durante este período ha llevado a cabo.
Izquierda Unida prestó su apoyo a Flor Almón, fundamentalmente para hacer posible la salida del Partido Popular del gobierno de Motril y superar un período oscuro en la reciente historia municipal de nuestra ciudad. Se trataba de una prioridad democrática. Pero el nuestro fue un apoyo condicionado al cumplimiento de un acuerdo programático en torno a tres ejes: fomento de la economía local y creación de empleo, defensa de los servicios públicos y, finalmente, transparencia y lucha contra la corrupción.
Sin embargo, cien días después, la acción de gobierno no ha ido en esa dirección. El equipo conformado por Almón ha reservado los puestos clave a su socio de gobierno, el Partido Andalucista —una organización ya inexistente en Andalucía, residual, nucleada en torno a los hermanos Escámez (que ocupan las Tenencias de alcaldía de Urbanismo y Obras públicas y Personal, Seguridad y Régimen Interior)–, dedicado a un populismo rancio más preocupado por la gestión de favores particulares que por el interés general. Una contrapartida que, por una parte, ha hecho recaer en el segundo Teniente de Alcalde, Sánchez Cantalejo, el peso político de la acción de gobierno y, por otra, ha situado a la Alcaldesa casi exclusivamente en el plano institucional, dejándose llevar por una inercia de gestión de imagen que ya cultivó con profusión, pero con escaso éxito, su predecesora, Luisa García Chamorro.
En estos tres últimos meses, el paro registrado se ha incrementado en Motril, siendo ya 7.285 los parados y paradas en nuestra ciudad en el mes de septiembre, más del 30% de la población activa. La desigualdad avanza de forma inexorable incrementando la brecha social y acercando cada vez a más personas a los umbrales de la pobreza. La gestión de las empresas públicas, Limdeco, Radio Televisión Motril y, también, Agua y Servicios continúa siendo un agujero negro en la que no se quiere intervenir, quizás por intereses espurios.
Mientras tanto, el equipo de gobierno ha dedicado estos cien días a procurar acomodar la estructura organizativa municipal a la medida de sus intereses y a resolver con carácter de urgencia determinadas cuestiones urbanísticas puntuales al margen de la necesaria e inaplazable revisión del PGOU. No ha merecido su menor interés llevar adelante ninguna iniciativa de calado social; no ha sido capaz de hacer visible un proyecto político claro de actuaciones en torno al modelo de ciudad que se pretende. Tampoco se ha dado ningún paso a favor de la regeneración democrática, la transparencia, la justicia social o el desarrollo sostenible.
De este modo, los primeros cien días de gobierno de Flor Almón certifican el divorcio entre la mayoría ciudadana y una manera de hacer política a espaldas de las necesidades reales de la ciudad, de las personas y de los vecinos y vecinas.
Para Izquierda Unida, una vez más se está desaprovechando una oportunidad para llevar a cabo un proceso transformador de nuestra ciudad en todos sus ámbitos, con el viento a favor de la indignación y de la voluntad popular de cambio.
Nuestra organización, nuestra gente estará ahí, trabajando en favor de ese proceso de transformación. Y no, desde luego, para contribuir a perpetuar una alternancia en el poder que suponga la misma y denostada manera de gestionar los asuntos públicos municipales sin tener en cuenta a la mayoría social.
Para eso, que no se espere el apoyo de Izquierda Unida.