Se trata de un acto de carácter confesional que deja fuera a las víctimas y a sus familiares que no profesen la religión católica y que colisiona frontalmente con el principio de aconfesionalidad del Estado. la alcaldesa de Motril no quiere entender que ninguna confesión religiosa tiene carácter estatal o lo que es lo mismo, que el Estado no tiene una religión oficial.
A juicio del concejal Jose Llorente, es una evidente falta de respeto hacia esas personas ya que, de este modo, se les excluye de ese acto de recuerdo y de ese homenaje que se merecen todas las víctimas, con independencia de su origen, situación, o de sus creencias religiosas o políticas.