Jornadas que alcanzan las 54 horas semanales, salarios que no llegan a los 7 euros la hora, turnos de 9 horas con veinte minutos de descanso en los que se sabe la hora en la que se entra a trabajar, pero no en la que se sale, control del tiempo que se utiliza para ir al baño. Son, entre otras, algunas de las denuncias que han puesto sobre la mesa la representación de los trabajadores, que considera que los empresarios se han aprovechado de la crisis para endurecer sus condiciones de trabajo y perseguir, únicamente, el incremento del beneficio empresarial por encima de cualquier otra consideración.