Para Izquierda Unida, este caso es una muestra más de la voracidad del capitalismo, un sistema radicalmente injusto que antepone la obtención de beneficios a la dignidad de las personas. Una situación que cada vez resulta más evidente a nivel global y que debe reafirmar a las organización de la izquierda transformadora en su lucha por la nacionalización de los medios de producción.