Los gobernantes de Motril, y los poderosos que están detrás del negocio, se muestran encantados de llevar adelante un proyecto de estas características, a pesar de haberse bordeado desde un principio la legalidad vigente. Anuncian centros comerciales y salas de cine, pero lo inmediato, lo real, será un establecimiento de comida rápida, de comida basura, una metáfora del modelo de crecimiento de la ciudad por el que se apuesta . El resto, ya se verá.