La escasa afluencia al recinto ferial, la marginación de los barrios, la mala gestión de la feria de día, la insuficiencia de transporte público y un programa de fiestas ramplón, plano y sin atractivo, puede ser el resumen de las pasadas fiestas de agosto en Motril. Una muestra más de la ciudad abandonada, triste y gris, que está dejando a su paso Flor Almón en compañía de los hermanos Escámez y de su gobierno.