Y es que el estado actual de las bibliotecas municipales es lamentable. Lamentable por ser generoso, porque podría extenderme en una buena lista de adjetivos peyorativos.
Estoy convencido de que me dejo muchas cosas, pero creo que estas son esenciales y que vienen a demostrar la desidia y la apatía con la que desde Educación tratan a quienes precisamente quieren educarse y ganar en cultura. Sin ir más lejos, se están haciendo recogidas de firmas en las propias bibliotecas porque las condiciones de algunas de ellas rozan lo esperpéntico.

Tengo la certeza de que los motrileños y motrileñas merecen mucho más que eso. Ahora queda ver si también lo piensan quienes tienen en su poder cambiar las cosas o si, sin embargo, prefieren que todo se quede tal y como está. Es decir: mal.