La negativa de la alcaldesa a negociar con la representación legal de los trabajadores de la Policía local es un desprecio al cuerpo policial, provocando además una situación insostenible en la plantilla y un clima de crispación y estrés laboral entre los trabajadores, que consideran que se están cuestionando sus derechos laborales y el desempeño de sus funciones en condiciones de trabajo dignas. 

Lamentablemente, son los vecinos y los turistas y visitantes los que pagan las consecuencias de esta mala gestión y del comportamiento arrogante de la alcaldesa, que en nada contribuye a la búsqueda de soluciones a través del diálogo y la negociación. 

García Chamorro evidencia su talante poco dialogante al negarse a negociar con los trabajadores de la policía local para la búsqueda de soluciones en un momento como el verano, en el que las necesidades de la ciudad en términos de movilidad y seguridad se multiplican por el aumento de la población y la programación de eventos y actividades festivas propias de la temporada estival.