Izquierda Unida entiende que la ciudadanía, las clases populares, no tienen nada que celebrar el próximo día 6 de diciembre. Al contrario, hay que lamentar que la Constitución se haya convertido en un instrumento para preservar los privilegios de los poderosos y servir de escudo a la decadencia de la Monarquía, una institución caduca y anacrónica, manchada con las sombras de la corrupción.